Seguros de vida: cómo dejar de botar el dinero

Hasta septiembre de2017 la Superintendencia de Bancos y de Otras Instituciones Financieras (Siboif) reportaba que en Nicaragua había 1,768,565 préstamos. Por cada préstamo la institución que lo otorga en sus contratos obliga a contraer una póliza de seguro de vida por el saldo del préstamo.

Dicha póliza es endosada a favor de la institución financiera mientras dure el crédito, para garantizar que su dinero será devuelto en el caso que al deudor le ocurra algo.

Bajo esa lógica, cuando adquirí los respectivos créditos, contraje obligatoriamente un seguro de vida por crédito de vehículo, por el que pagaba 4.11 dólares mensuales (49.32 dólares al año), más otra póliza de vida por crédito hipotecario por 5.90 dólares al mes (70.80 por año) y adicionalmente tomé un seguro de vida que en caso de mi fallecimiento, desembolsaría 5,000 dólares, a cambio de un pago mensual de 2.50 dólares al mes (30 dólares al año).

Si hacemos cuentas, entre esos tres seguros de vida cada año yo estaba pagando 150.12 dólares, a cambio de solamente 5,000 dólares en caso que algo me ocurriera (los del último seguro, el que yo contraté voluntariamente), pues las pólizas por créditos solo cubría el saldo del préstamo. Realmente no estaba asegurada, lo único asegurado es el dinero prestado.

Debemos ajustar lo que pagamos por seguros

Por si no fuera poco, las primas de dichas pólizas debían irse ajustando a la baja conforme se reducía el saldo del préstamo, pero no lo hacían automáticamente, solo hasta que hice la gestión. Ojo con esto: año y medio después de haber contraído el crédito de vehículo me seguían cobrando los mismos 4.11 dólares, pese a que mi saldo había bajado en casi un 60 por ciento (por pagos adicionales al capital o abonos extraordinarios). Llamé para gestionar la revisión y pasaron de cobrarme 4.11 dólares a 1.74 por mes. ¿Ven la diferencia? Si no lo hubiese hecho, hubiese seguido regalando 2.37 dólares cada mes ($28.44 al año) hasta concluir el préstamo.

¿Cómo dejar de botar el dinero? En mi caso coticé un seguro de vida por un monto similar al que ya pagaba (los 150.12 dólares al año). ¿Y qué creen? Por poco más de 150 dólares al año obtuve un seguro que me cubre hasta 60,000 dólares en caso de muerte por accidente, más reembolso por gastos médicos, indemnización por incapacidad, entre otros beneficios.

Y con ese mismo seguro de vida también se puede cubrir el saldo de los préstamos que tenga, con solo firmar la respectiva cesión de derechos. Es decir, pagando prácticamente lo mismo que ya tenía presupuestado, pude tener una cobertura que me beneficiara más allá de la cancelación de los créditos.

OJO: este último punto sugiero que se revise según sus saldos de préstamos y cobertura del seguro, pues si debés $20,000 de crédito hipotecario y $8,000 de vehículo –$28,000 en total– y el seguro es por $30,000, en caso de fallecimiento todo el dinero del seguro se lo llevarían las deudas. Debés analizar si, por ejemplo, por el crédito hipotecario te conviene seguir pagando seguro de vida adicional mientras se baja el saldo significativamente.

Cada quien puede cotizar y tomar seguros de vida menores o mayores, según su capacidad de pago y necesidades.

Como les he dicho anteriormente, para darle peso a sus pesos lo primordial es informarse. Si tienen un crédito bancario vigente les invito a que revisen su seguro de vida con la institución que otorgó el préstamo, pues si ya ha reducido su saldo debería pagar menos por el seguro.

Asimismo, les animo a hacer sus cuentas y usar el mismo monto que ya pagan en seguros “obligatorios” para asegurarse de verdad, a fin que usted y su familia queden mejor protegidos en caso de un incidente. En mi caso lo estoy haciendo con la ayuda de mi amiga asesora de seguros, Marelyn Guevara. ¡Muchas gracias, Mar!

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