El crédito es parte vital para el crecimiento de cualquier negocio –independientemente su tamaño– sin embargo, no siempre tomamos las mejores decisiones en torno a este tema.
No podemos olvidar que en cualquier decisión financiera (personal o empresarial) siempre entran en juego emociones y sentimientos, es por ello que a la hora de adquirir un crédito debemos estar muy bien informados para evitar que la parte emocional nos empuje a tomar las opciones incorrectas. Sobre la base de nuestra experiencia en asesorías personales y familiares, así como los casos que nos llegan por correo electrónico y las redes sociales, hicimos una selección de qué debés valorar antes de dar el paso.
1. Determinar para qué usarás el dinero. Con frecuencia creemos que necesitamos un crédito para cualquier gasto adicional en nuestro negocio, pero no es así. Cuando estés pensando en adquirir un préstamo primero identificá cuál es esa necesidad que querés cubrir y si realmente amerita solicitar crédito, de modo que tu endeudamiento sea responsable y sostenible.
Evitá endeudarte para cubrir gastos personales y en lugar de esto proponete ahorrar el dinero que necesitás para lograr tu objetivo. Si vas a tomar un crédito procurá que sea para financiar una actividad productiva, es decir aquella que te permita honrar tu deuda y a la vez te genere un ingreso adicional”, recomienda José Antonio Sánchez, máster en finanzas de la institución de microfinanzas Pro Mujer.
Si es para aumentar el inventario de mercadería o la producción, hacer una inversión en infraestructura o cualquier paso que implique una mejoría de ingresos, sí amerita. En caso que sea porque las cuentas no te cuadran y te estás quedando sin efectivo, no.
2. Cuánto podés pagar. Esto implica varios puntos: primero, revisá las obligaciones de pago que ya tenés antes de adquirir una nueva, pues conforme asumís nuevas deudas vas reduciendo tu capacidad de pago y corrés el riesgo de no pagar en tiempo y forma, lo que podría afectar tu récord crediticio. Adquirir un nuevo crédito no es algo que podamos decidir a la ligera.
No esperés que el funcionario del banco o financiera te diga cuánto es lo que podés pagar en concepto de cuotas de tus créditos, analiza vos tus números.
Para hacer ese cálculo, Sánchez aconseja totalizar todas tus fuentes de ingresos en el mes y todos tus egresos o gastos, la diferencia que resulte es tu capacidad de pago; el monto de todas tus cuotas nunca debe sobrepasar el 85% de tu capacidad de pago.
De tu interés: Qué tomar en cuenta al buscar un crédito de negocio
3. Que el crédito no sobrepase tus necesidades. Si la institución financiera te ofrece una disponibilidad de crédito de 100, no quiere decir que debás pedir los 100, sino que después de cumplir los puntos 1 y 2, tenés que sacar bien las cuentas del monto que necesitás. Aunque tengás la tentación de utilizar el dinero de un nuevo préstamo para pagar otras deudas, nunca lo hagás ya que entrarás en un ciclo vicioso de sobreendeudamiento del que después no podrás salir; quizás salgás de la deuda más antigua pero la nueva deuda pronto no lo podrás pagar.
Es común que si necesitamos 80, queremos “aprovechar” el préstamo y solicitamos 100 para cubrir otro gasto con la diferencia, pero esto no es aconsejable porque recordá que a mayor préstamo, más intereses y comisiones, las que no podrían ser asumidas por el negocio ya que no le habrías invertido la totalidad de ese dinero.
4. Evaluá con pinzas el plazo. No te olvidés que asumir un nuevo compromiso de pago implica que vas a tener menos dinero disponible para otras cosas, por tanto debés tomar muy en serio durante cuánto tiempo va a tener esa restricción. Algunas veces se busca alargar el plazo para reducir la cuota, pero debés tomar en cuenta que esto implicará mayor pago de intereses.
Tomá en cuenta el destino del crédito para elegir un plazo, así como la tasa de interés que este implica. Aquellos créditos que utilicés para compra de vehículo o vivienda podrás elegir plazos más largos debido a que las tasas de interés son más bajas, aunque estos bienes no te generan ninguna rentabilidad. En cambio, si el dinero lo necesitás para abastecer un negocio es más recomendable elegir plazos más cortos ya que tu negocio te debería generar suficiente ingreso para poder pagar el crédito en el corto plazo.
5. No desviar el crédito. Una vez hayás adquirido el préstamo, debés usarlo en la compra o inversión para el que lo pediste. Puede que sintás la tentación de tomar una parte para hacer alguna compra de tu hogar o para vos, pero si hacés esto tu negocio sufrirá y no podrá cubrir los pagos.
No desviés el dinero del crédito para un objetivo diferente al que declaraste a tu acreedor financiero ya que si este se entera seguramente te exigirá el pago adelantado de todo el crédito y es posible que en ese momento no contés con el dinero suficiente para honrar la deuda. Por otro lado, tu acreedor hará un reporte negativo de tu situación a las centrales de riesgo, lo que afectará negativamente tu historial crediticio”, menciona Sánchez.
Para evitar este tipo de errores a la hora de solicitar un crédito, Pro Mujer a través de su componente de capacitación, instruye cada mes a un promedio de 32 mil clientas en temas de educación financiera como: evitar sobreendeudamiento, ahorro, presupuesto, entre otros, destaca el máster en finanzas.
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