¿Llevás control real de tu negocio?

¿Cuándo fue la última vez que revisaste los números de tu empresa? Por increíble que parezca, los emprendedores y pequeños negocios no tienen el hábito de ir midiendo el pulso de su negocio mediante la revisión de sus cifras, es más: ¿tienen unas cifras fiables?

Muchas veces nos centramos únicamente en vender y cubrir los gastos del negocio, y nos frustramos si no lo logramos, pero… ¿cómo vamos a lograrlo si todo lo estamos improvisando? En finanzas empresariales y personales la clave para el éxito se resume a una palabra: planificación.

Sin embargo, la planificación no es posible si no tenemos la certeza de cómo anda el negocio. ¿Y eso cómo vamos a saberlo? Pues llevando un minucioso registro de nuestras operaciones, tanto de entrada de dinero como de salida.

No necesitás tener un sofisticado sistema contable para ello, Excel puede ser tu mejor aliado siempre y cuando seas constante en alimentar la información y, sobre todo, hacer caso a lo que esos números te indiquen.

Entonces, el primer paso debe ser empezar a registrar todos los movimientos de dinero que se deriven del negocio. Esto va a permitirte empezar a separar los tipos de gastos y calcular mejor tus costos, así como identificar las principales fuentes de egresos, para tomar mejores decisiones.


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Con los ingresos debés hacer exactamente lo mismo: no sólo registrar cuánto vendiste por día, semana o mes, sino al menos separarlos por tipo de productos/ servicios para que conozcás cuál es tu principal fuente de ingresos, cuál está siendo subexplotada y podás incluir nuevas estrategias en torno a esto en tu planificación. Sí, vuelvo a la palabra “mágica”: planificación. Pero no cualquier planificación, sino una estratégica.

¿Cada compra de equipos o mobiliario que hacés es bajo un plan, o según se te viene a la mente? Si no responde a una planificación previa entonces debés empezar a prestar más atención a esto y reformar la manera en la que estás dirigiendo el negocio.

La planificación es la única manera mediante la cual vas a lograr los objetivos de la empresa, vas a optimizar el tiempo y recursos y, sobre todo, vas a proteger el negocio ante los vaivenes del mercado. En resumen: vas a desarrollar inteligencia de negocios, que no es más que tener mejores criterios para tomar decisiones en el día a día en la empresa.


Para enrumbar cualquier negocio es necesario ponernos a trabajar en estos temas. El problema es que usualmente los relegamos y llevamos el negocio tal cual cometa en el cielo, a capricho del viento. En tus manos está que no ocurra lo mismo con el tuyo.

Empecemos por revisar las estadísticas que llevamos de nuestro negocio para formular nuestra planificación estratégica. Y si aún no tenemos esos números, empecemos a registrarlos adecuadamente para iniciar este proceso.

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