Es muy probable que te hayas dado cuenta que la mayoría de nuestras decisiones y gestiones diarias tienen que ver con el mundo financiero. Quizás en ciertas ocasiones te hayas preguntado: ¿qué tienen que ver las finanzas conmigo? Para entender un poco de esto, tendremos que conocer sobre el origen y el propósito de las finanzas.
La palabra finanzas, en su significado original, hace alusión a la finalización de una transacción económica que involucra la transferencia de recursos entre dos o más partes. Las finanzas han estado presentes en el mundo del comercio y los negocios durante muchos siglos como una rama de la economía, y han ayudado a administrar el intercambio comercial de las naciones, industrias y las personas a lo largo de la historia.
Con el desarrollo y expansión de las empresas, posterior a la revolución industrial, se presentó la necesidad de explicar los problemas financieros que ocurrieron con mayor frecuencia. Es así que hace un siglo, aproximadamente, las finanzas emergen como una ciencia independiente de la economía, de la cual heredan su pensamiento y reciben el desafío de resolver el problema central al que nos enfrentamos cada día: nuestros recursos son limitados y las necesidades son ilimitadas.
Toda persona o empresa se enfrenta al reto de satisfacer tanto sus necesidades básicas como las necesidades creadas y para ello posee ciertos recursos, ya sean salarios o ingresos. Atender este problema es lo que constituye el eje de la ciencia financiera. Todas las herramientas, técnicas y análisis que existen nos ayudan a tomar dos decisiones clave en el mundo financiero: ¿en qué debemos invertir o gastar? y ¿con qué recursos debemos financiarnos?
Si nos centramos en la primera gran decisión, elegir en qué rubro gastar, podríamos entender por qué hoy en día se habla mucho sobre hacer un presupuesto como una herramienta para conocer de mejor manera nuestros gastos y priorizarlos, y esto es válido a todos los niveles.
Tener claridad sobre cuáles necesidades son las que debemos satisfacer primero pareciera una elección fácil, sin embargo en el mundo en el que vivimos hoy, son las necesidades creadas o deseos los que nos han conducido a un mayor nivel de gasto, consumiendo los recursos limitados con los que contamos y nos han hecho buscar recursos adicionales a través de financiamientos.
Esta búsqueda de recursos nos lleva a la segunda gran decisión: ¿de dónde nos financiamos?, donde debemos tener claridad de cuál es el costo del dinero que estamos empleando para evaluar qué fuente de financiamiento es la adecuada para nuestra empresa o negocio.
Tanto el dinero de un tercero, sea banco o prestamista, tiene un costo medido por el interés que pagamos; como también el dinero propio tiene un costo, medido por el nivel de riesgos que asumimos. Es importante que aprendamos a identificar cómo nos afectan estas variables para fortalecer nuestra toma de decisiones. Por ejemplo, si nuestro endeudamiento incrementa significativamente, esto hace que nuestro financiamiento sea mucho más caro ya que pagaremos mayor tasa de interés y los riesgos que asumimos incrementarían.
El propósito fundamental de las finanzas, y de esta columna, es enseñarte cómo lograr un balance adecuado entre los recursos y las necesidades. Al fin de cuentas una necesidad muy importante es que podamos mantener un sano equilibrio en la administración de nuestro dinero. En este sentido puedes aprovechar este espacio para enviar consultas y comentarios, como varios lectores ya han hecho, a los que agradecemos por sus mensajes.
*El autor es profesional de las finanzas, consultor y profesor de maestrías.