Si el presupuesto es una herramienta de la cual la mayor parte de los adultos prácticamente huyen, pensar en la posibilidad de promoverlo en nuestros pequeños pudiera parecer algo sumamente extraño e innecesario, ¿pero realmente es así?
El escenario ideal para nuestras finanzas es que todos nuestros gastos respondieran a un plan, no a improvisaciones o antojos, pero en la práctica no planificamos, sino que vamos gastando conforme se presentan las situaciones y paramos hasta que nos quedamos sin fondos o hasta que nos damos cuenta de que lo que tenemos ya no nos alcanza para lo que falta por cubrir. ¿Te suena?
Si no inculcamos en nuestros hijos la necesidad de que cada gasto responda a un plan, repetiremos en ellos la historia de quincenas que se acaban en un día y endeudamiento innecesario.
Así como el hecho de que nuestras hijas e hijos aprendan a fijarse metas les refuerza su sentido de responsabilidad, disciplina, perseverancia, y al cumplirlas ven reforzada su autoimagen, el presupuestar y –sobre todo– cumplir ese presupuesto, les ayudará a desarrollar habilidades blandas que les ayudarán en otros campos de su vida:
✔ Organización y planificación.
✔ Sentido de priorización.
✔ Comprensión de que los recursos (en este caso el dinero) son finitos.
✔ Mejor toma de decisiones.
✔ Cumplir obligaciones.
Empecemos simplificando el concepto de presupuesto: una de las cosas que he detectado en las capacitaciones que brindamos desde Dele Peso a sus Pesos es que las personas rechazan (generalmente sin querer o sin darse cuenta) el término “presupuesto”. Lo asocian con algo complejo y tedioso. Entonces, ¡usemos otro término para hablar sobre este tema con nuestros hijos!
En vez de hablar con ellos sobre “presupuesto” vamos a llamarlo plan de gastos (porque al fin y al cabo eso es un presupuesto), de modo que desde su propio nombre comprendan el significado: es el paso a paso que seguiremos para llevar a cabo algo, y por su naturaleza debe hacerse antes de empezar a gastar el dinero.
De forma ideal el plan de gastos debería empezar a ponerse en práctica cuando nuestros hijos ya sepan sumar y restar sin ayuda (alrededor de los 9 años, aunque algunos pudieran hacerlo antes o después), sin embargo, eso no nos debería limitar a enseñarles a planificar el uso del dinero.
En el caso de que tus hijos sean más pequeños y aún no sepan sumar y restar, no es limitación para introducirlos en este ejercicio. Podrías poner en práctica un sistema de sobres o de bolsitas, que te explico a continuación:
Digamos que tenemos 10 monedas y tu retoño deberá decidir qué hará con ellas y separar cada gasto planeado en una bolsa o sobre.
Si, por ejemplo, decide comprar en la pulpería una galleta de 3 monedas, un caramelo de 2 y acuerdan que guardarán 5 monedas para otro día, podrían separarlas en tres bolsas con las cantidades correspondientes y así establecer los límites de cada categoría de ese plan, rotulando las bolsas con dibujos (si no saben leer ?). Si hacen la compra la bolsa quedará vacía, ya no hay para más. Eso es algo que debe aprender desde temprana edad y vos como padre o madre debés contenerte la tentación de darles más.
En el caso de nuestros hijos, hablarles de presupuesto va más allá de llenar una hoja con números y categorías de gastos. Empieza por que logremos enseñarles a preguntarse este tipo de cosas antes de decidir qué cosas incluirán en su plan:
✔ Eso que quiero hacer, ¿es la mejor forma de usar mi dinero?
✔ Eso que quiero comprar, ¿puedo hallarlo más barato en otro lugar?
✔ En vez de gastar en esto, ¿tengo otra opción (un sustituto) que me haría gastar menos?
✔ ¿Cómo puedo hacer que mi plan de gastos me permita tener cosas que realmente quiero?
En el manual de educación financiera para padres Educalo con Pesito, que tenemos en proceso, incluiremos una serie de actividades lúdicas para que nuestros pequeños aprendan a presupuestar según su edad. Para estar al tanto sobre esta y las demás publicaciones en el marco de nuestro programa Pesito a Pesito, inscribite aquí.
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