Linda Rojas Briceño
Todos, en algún momento de nuestras vidas, hemos comprado cosas innecesarias (y a veces en grandes cantidades). Primero tenemos ese placer momentáneo, pero luego terminamos sintiendo una sensación de culpa.
El tema de hoy es bastante controversial: las compras compulsivas, y para saber más afondo sobre el tema, conversamos con la psicóloga clínica, Alba Roni, quien nos aclara a qué se debe este tipo de comportamiento y sobre todo: cómo afecta a la salud de nuestras finanzas.
Muchas veces tiende a confundirnos la diferencia entre los conceptos entre compra impulsiva y compra compulsiva, que generalmente se usan como si fueran iguales, pero no lo son.
Compra impulsiva: es cuando la persona se encuentra frente al estímulo de comprar; es decir, esa persona no estaba pensando en comprar algo y de repente alguien le ofrece algún producto o servicio y no razona si lo necesita o no, o si el dinero que usará en esa compra lo necesita para otras cosas, simplemente lo compra.
Compras compulsivas: también llamada oniomanía, es cuando la persona no está frente al estímulo, pero dentro de ella siente la “necesidad” de ir a buscar qué comprar, porque de alguna manera le proporciona placer inmediato, por lo tanto, busca llevarlo a cabo constantemente.
Según la especialista, las compras compulsivas podrían verse como un tipo de adicción, donde la persona busca un placer inmediato como una necesidad para calmar su ansiedad.
Compra normal:
Compra compulsiva:
El comprador compulsivo ve las compras al igual que un adicto ve a las drogas: se convierte en una necesidad emocional muy grande que a veces es difícil de controlar y en lo único que piensa en la satisfacción, y compra las cosas sin medir el impacto económico familiar que podría causar.
“En momentos de crisis puede endeudarse con el afán de realizar compras, aunque no tengan ninguna necesidad de los objetos obtenidos mediante la compra. Esto puede causar inestabilidad a la persona y a la familia, llevándolo a grandes problemas con ella misma y con su entorno”, explica Roni.
Comprar por impulso sin detenernos a pensar sobre nuestras prioridades nos hace perder mucho dinero y cuando en verdad se presenta una emergencia, no sabemos dónde obtenerlo porque ya lo hemos gastado en cosas innecesarias. Al mismo tiempo ese mal hábito nos impide ahorrar.
En muchos casos desde niños cargamos insatisfacciones emocionales, traumas o abandonos. La persona adicta busca llenar esos vacíos con compras, como una manera de compensación.
“Hay compradores compulsivos que tienden a comprar lo que sea, otros tienen ciertas fijaciones con una compra en especial. Por ejemplo, hay personas que compran zapatos y pueden comprar cientos de zapatos y sienten que aún no han comprado suficiente”.
Alba Roni, psicóloga clínica.
Otro elemento que también puede verse en este trastorno es que hay compradores compulsivos que una vez que compran y satisfacen su necesidad de comprar, comienzan a regalar lo que compraron.
Otros, en cambio, pueden volverse acumuladores. Comienzan a obsesionarse por hacer bodegas en sus casas para tener dónde guardar lo comprado, aunque nunca lo usen.
Especialistas en la materia ya lo ven como un trastorno, ya que lleva a la persona a la disfuncionalidad de su vida, convirtiéndose en depresión y hasta llegar al suicidio, en el peor de los casos. Aquí describimos las etapas que una personas compradora compulsiva puede llegar a pasar:
Es importante que podás reconocer este trastorno en vos y buscar ayuda con profesionales de la salud mental. La primera condición para poder ayudar a una persona con este trastorno es que haya un reconocimiento del problema.
El pasar por procesos terapéuticos donde se sanen esos pendientes de tu vida, es una de las soluciones más sostenibles que puede tener una persona compradora compulsiva.
“Muchas veces hay personas que pueden ayudar a los compradores compulsivos cuando estos se encuentran endeudados, desesperados y no saben cómo salir de esas deudas, pero una vez que se ven libre de deudas, vuelven a endeudarse para seguir comprando. El no tener una tarjeta de crédito o de débito puede ser de utilidad”, destaca Roni.
Recordá que por muy difícil que pueda parecer una situación, siempre hay salidas. Si luego de leer este artículo te identificaste, es momento de actuar.
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