W&R Shoes: perseverancia y calidad en Masaya

Por Noel Amílcar Gallegos / Masaya

En un pequeño taller de zapatos de Monimbó, en Masaya, desde tempranas horas se escucha el insistente sonido de un martillo, mientras en una máquina de coser otras manos sostienen el cuero que está siendo bordado por un zapatero. El calor es sofocante pero el resto de trabajadores se concentra en terminar el próximo pedido.

 Así es el ambiente a diario en la pequeña empresa de calzado W&R, que es supervisado personalmente por sus propietarios y emplea a unas 9 personas de forma directa.

Este negocio familiar fue fundado en mayo de 1986 por José Manuel Ortiz Sánchez, y sus hijos, los hermanos William y Luisa Amanda Ortiz, dirigen sorteando todas las adversidades que se les presenta, pero sin perder la calidad, sostienen.

Por décadas Masaya ha sido conocida como una de las zonas donde se elabora el calzado de cuero de mejor calidad en Nicaragua, y de esto la pequeña empresa W&R Shoes ha sido toda una referencia.

“Nosotros trabajamos con cuero de México, y la materia prima como pegamento, fibras, esponjas, los traemos desde Honduras pero nuestros proveedores son de Nicaragua. Las hormas son de plástico y vienen en innumerables formas, pero nosotros hacemos estilos únicos en cuanto al diseño, en eso nos distinguimos: en la calidad, eso lo heredamos de mi padre, quien nos enseñó que desde la costura, el corte, a la hora de pegar, al darle la forma y el montado del calzado sea con el mejor acabado”, sostiene Luisa Amanda.

A pesar de los golpes familiares por la pérdida de su hermano José, su padre y la más reciente, su madre, sumados a que los últimos años han sido muy complejos en términos económicos y de salud, estos hermanos aseguran que están más unidos que nunca para mantener el negocio familiar que no ha cerrado un solo día.

“Actualmente estamos produciendo unos 600 pares de calzados al mes, no como antes que producíamos más, porque hemos entendido que los tiempos no son los mismos. En cuanto a la materia prima ha sido muy difícil porque este año han elevado sus costos significativamente, pero gracias a los consejos financieros que nos dejó nuestro padre, hemos podido sobrellevar el negocio”, añade Luisa.   

Lecciones para crecer

William Ortiz indica que la fortaleza de W&R Shoes radica en la selección de materiales y supervisión de los procesos.  

“Y lo voy midiendo mes a mes porque tengo una tabla donde llevo proyectado cómo debo ir trabajando mensualmente, y considero que vamos mejorando, pero es un cuidado exhaustivo desde todas las perspectivas, desde cortar un hilo hasta la atención personalizada. Nosotros tenemos un programa de visita semanal a todas las zonas del país”, añadió.

Asegura que uno de los principales problemas que ha observado enfrentan actualmente algunos emprendedores en Nicaragua es la falta de conocimiento financiero, de costos de producción, de ganancias y el tema del precio del producto.

“Al querer competir voy a dar el mismo precio que ofrece el fulano, por eso tenés que respetar tus costos para poder dar tu precio, y no poder decir que si la competencia lo da a cien, yo lo voy a dar en 90 y eso no funciona en un mercado donde querés establecerte, por eso hay que respetar tu estructura de costos y de ganancias, y cuidar la calidad de servicio o el producto que estás fabricando y esto se logra supervisando y comprando material de calidad”, aconseja.

Al preguntarle cuál ha sido el mayor aprendizaje que les ha dejado estos 36 años de vida empresarial con W&R, William comparte que puede dividirlo en tres direcciones: “una, es cuidar el legado que nos dejó nuestro padre; dos, todo lo que trabajamos lo hacemos con mucho amor poniéndole lo mejor en cada detalle; y tres, que el negocio familiar nos ha permitido tener una vida digna al igual que a todos nuestros colaboradores».