En cada artículo, cada charla, asesoría y productos comunicacionales de educación financiera que hacemos en Dele Peso a sus Pesos siempre insistimos en que la principal razón para cuidar cada “peso” que ganamos es para hacerle frente al futuro, ya sea que ese futuro llegue en forma de una meta, o de una “emergencia”. Hoy vamos a centrarnos en esto último.
Nicaragua vive momentos convulsos y empieza a resentirse en muchos bolsillos: las ventas de la mayoría de sectores están bajas, muchas empresas están reduciendo gastos (ya sabemos el riesgo que esto implica) y se vislumbra la posibilidad de un paro. Economistas como Adolfo Acevedo han estimado que en las últimas dos semanas la economía podría haber perdido al menos unos US$300 millones, lo que se resiente directa o indirectamente. Todo este contexto nos obliga a preguntarnos: ¿mi hogar está preparado para enfrentar una crisis económica?
Empecemos por definir: ¿de qué tipo de crisis hablamos? Esto va mucho más allá de si se reducen o si te quedás por completo sin ingresos, esas son posibilidades pero el contexto actual nos obliga a pensar en un panorama más amplio, por ejemplo:
1. Las reducciones de gastos del lugar donde trabajo me dejan sin beneficios que ya contemplo en mi presupuesto (viáticos, bonos, depreciación).
2. La empresa cierra temporalmente o prescinden de mí y del todo me quedo sin ingresos (peligrando incluso la liquidación).
3. Mantengo mis ingresos (clientes o puesto de trabajo) pero ante un paro nacional la oferta de productos básicos escasea, elevando sustancialmente los precios.
4. Producto de la tensión y enfrentamientos, algún bien valioso que poseo sufre daños serios (vehículo, vivienda o local de negocio)
5. Los disturbios empeoran y, aunque no haya paro directamente, es imposible abastecerse de lo básico.
La lista de posibilidades puede seguir, pues ante lo incierto, cualquier cosa puede pasar (en este y cualquier otro contexto). Y más allá de querer ser alarmista, quiero hacerte pensar en la ristra de posibilidades y la necesidad de prepararse ante ellas:
1. Es momento de repensar nuestros gastos, aunque no veás afectados tus ingresos. No estamos en un contexto normal, por tanto no podemos seguir gastando “normal”. No te estoy diciendo que tus gastos sean cero (esto tampoco es bueno para la economía del país), sino que las cosas en las que gastés, sean realmente necesarias. Este es un buen momento para pensar en las 5 R que cambiarán tus finanzas.
2. Para casos como este es que debemos usar como paracaídas nuestro fondo de emergencias. ¿No tenés uno? Entonces no le sigás dando largas para empezarlo. En este tema quisiera aclarar: erradamente se piensa que el fondo de emergencias debe ser de 3 ó 6 meses de tus ingresos. NO. Debe ser el equivalente a de 3 a 6 meses de tus gastos básicos. Si ganás C$10,000, gastás C$10,000 (o tal vez más, ¿verdad?), pero si te ponés a hacer a conciencia, tu presupuesto de “supervivencia” (sólo cosas elementales, incluyendo pago de deudas, pues ahí no hay prórroga) es bastante menor. Por tanto, en vez de los C$10,000 que tenés por ingresos, tu gasto mensual pudiera ser de C$7,500, entonces no tendrías que tener en tu fondo entre C$30,000 y C$60,000, sino uno de entre C$22,500 y C$45,000. Sé que esas cifras podrán sonar elevadísimas para la mayoría de hogares de este país, pero el no poder alcanzarlas en el corto plazo no debería darnos vía libre para no ahorrar. Cualquier monto siempre será mejor que CERO.
También hay algunos seguros por desempleo –aunque con restricciones como exclusividad de cobertura de las deudas con el banco del mismo grupo financiero de la aseguradora–, que podés analizar si conviene para tu caso.
3 y 5. Para enfrentar estas amenazas, debemos tener suficiente abastecimiento de productos de consumo básico. OJO: esto no quiere decir que te vayás de emergencia a comprar víveres, sino que debemos tratar de no tener sólo “lo completo” para la semana o quincena, sino lo suficiente para tener unos días de margen en caso que no podamos ir a hacer las compras. En mi cuenta de Twitter hice algunas recomendaciones al respecto:
4. Debés recordar que ante disturbios no todas las pólizas tienen cobertura. Debés revisar qué incluye y qué no para que tomés tus precauciones. En el caso de las pólizas de vehículos debés saber que no cubren daños sufridos «directa o indirectamente» en manifestaciones o disturbios (ni las de cobertura total), ya sea en el lugar o cerca. En el caso de seguros de vivienda, los daños por tumultos de cualquier tipo se cubren como adicionales, con pago adicional. Si adquiriste el seguro de tu casa mediante crédito hipotecario lo más probable es que no esté cubierta con esa cláusula, recordá que esos seguros no siempre te dan la protección que realmente necesitás. Por tanto, para protegerte de este riesgo, hay que tomar medidas de precaución y revisar tus pólizas.
Como verás, es momento de reflexionar y mejorar el uso que le damos a nuestro dinero, a fin de estar prevenidos ante cualquier eventualidad, y, en caso de no haber ninguna, mejoremos la sanidad de nuestra economía personal y familiar. Manos a la obra sin olvidar que hay un gran problema de fondo que seguimos sin atender, que te lo explicamos aquí:
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