La emoción que nos da la llegada de los hijos a veces nos desborda a las mamás y termina llegando hasta a los bolsillos. Eso le ocurrió a la modelo Adriana Dorn, Miss Nicaragua 2011 y para prevenir a más mamás sobre ello, comparte hoy su experiencia con las lectoras y los lectores de Dele Peso a sus Pesos.
Con el nacimiento de su hija Víctoria sus gastos se descontrolaron, pero no por los gastos propios que significa tener un bebé, sino porque esa inmensa emoción se canalizó mediante compras en exceso para su pequeña.
“Yo no solo gastaba en cosas que realmente necesitaba para Víctoria, sino que gastaba absurdamente en cosas totalmente innecesarias. Tener una niña es una ilusión porque es como tu muñequita real. La querés andar nítida de pies a cabeza, y vestido bello que yo veía, vestido que se lo compraba”, comparte.
Ese desborde llegó a un punto en que Adriana dejó de comprarse cosas que sí realmente necesitaba por comprarle a su hija cosas que no necesitaba y como obviamente el dinero no es infinito, llegó a un momento en que esas compras se empezaron a financiar con tarjeta de crédito. “Se estaba volviendo una adicción y tenía que detenerme porque mi deuda estaba incrementando”, recuerda.
Cuando se dio cuenta que la situación era insostenible me contactó para revisar cómo podía organizar sus gastos y salir de deudas.
“Hicimos una tabla en Excel que me abrió los ojos, realmente no podía creer cómo estaba manejando mi dinero”, confiesa Adriana. Luego de detectar en qué cosas se podían hacer ajustes procedimos a crear en conjunto un plan de pago ajustado a sus ingresos fijos para salir de deudas y un segundo plan que implementaría una vez se hubiera librado de las deudas con la tarjeta de crédito, que le permitiría cubrir sus gastos personales, cosas necesarias para Víctoria, aportar para gastos de su casa y, sobre todo: ahorrar.
Gracias a Dios estoy libre de deudas desde hace dos meses y si Dios quiere en un año podré pagarle a mi hija la matrícula del colegio con el dinero que he empezado a ahorrar”, cuenta hoy una Adriana Dorn más consciente de qué gastos sí puede hacer y cuáles no.
Adriana aprendió la lección y se dio cuenta de que ese desborde de amor que sentimos las madres no debemos reflejarlo en cosas materiales que no se necesitan. ¿Cuántas mamás han pasado por esta situación? ¿Cómo evitarlo? Hoy te presento cuáles son los errores financieros más comunes que cometemos las madres (especialmente primerizas), para que no te pase:
- Comprar en exceso y cosas innecesarias. La emoción se antepone a la razón y querés todo, literalmente. Desde ropa y zapatos hasta juguetes y aparatos sofisticados (y caros) que te funcionarán para un lapso de tiempo demasiado corto.En este punto el golpe económico no sólo se da por el hecho de comprar cosas poco rentables por el limitado uso que les darás, sino que es muy frecuente que al no poder cubrir estas compras con los ingresos regulares, se recurra al crédito, especialmente al más caro: las tarjetas.
- No pensar en mañana. Cuando llega un hijo todo gira en torno al momento de su llegada y los gastos se centran en ese momento, pasando por alto que tendrás esa responsabilidad financiera por al menos dos décadas. Y te adelanto: en los primeros meses de vida es cuando menos se gasta.
- No tener un fondo para emergencias. Si lo ideal es que todos tengamos un fondo para hacer frente a imprevistos, éste se vuelve mucho más necesario cuando hay hijos. Es más, te recomendaría tener un fondo sólo para ese fin, no mezclándolo con tu fondo de emergencia. ¿Por qué? Con los niños –especialmente si son pequeños– no se puede prever cuándo habrá un accidente o una enfermedad, llegan sin aviso y generan muchos gastos extra. Lo ideal es empezar este fondo desde que sepás que estás en espera de bebé.
- Creer que llevarás tus finanzas igual que cuando no tenías hijos. Debés tener en cuenta que es muy probable que te veás obligada a cambiar tus hábitos de consumo, lo cual no necesariamente es malo. Esta es la mejor oportunidad para poner en orden tus finanzas y empezar a planificar cómo usar cada centavo.
- Pensar que siempre estarás ahí. A ninguna madre le gusta pensar en la posibilidad de separarse de sus hijos, pero recordá que siempre será un riesgo para el cual debés protegerlos. Ahorrar para su futuro y estar asegurada te permitirá –en caso que ocurriera lo inesperado– dejarles cubiertos. Los seguros de vida no son tan costosos como se piensa, es probable que gastés más en cosas innecesarias en el día a día que lo que cuesta una buena póliza.