Generalmente se les asocia con protección medioambiental, pero estas cinco prácticas pueden tener un efecto beneficioso y duradero en tus finanzas.
Si nuestra premisa es dar el uso más eficiente a lo que tenemos, debemos convertirnos en consumidores responsables, lo que empieza dejando de adquirir por el simple gusto de consumir. Para ello hay «5 erres» que debemos recordar en el día a día: rechazar, reducir, reusar, reformar y reciclar.
Rechazar. Esto tiene dos implicaciones; la primera es determinar si realmente necesitamos el producto que pensamos adquirir: ¿se me antoja porque se ve bonito o realmente voy a utilizarlo?, ¿cuántas veces voy a utilizarlo?, ¿voy a sacar provecho al dinero invertido o será un gasto inútil que sólo dejará un agujero en mi billetera?, ¿puedo seguir viviendo sin ello? Ese tipo de reflexiones nos permitirá rechazar más veces las cosas innecesarias que nos acechan día a día. La segunda implicación se relaciona a si ese producto ocasiona algún daño. ¿A qué me refiero? Al ir al supermercado, por ejemplo, llevar una bolsa reutilizable y evitar así las plásticas –que en algunos supermercados las cobran–; o bien en vez de comprar leche en potes, buscar bolsas para rellenar las latas previamente utilizadas. Sale más barato la mayoría de las veces.
Reducir. Disminuir a lo mínimo posible el consumo de las cosas. Disminuyendo ahorramos; ejemplo: disminuir el consumo de energía. Más de una vez me han hecho bromas (no siempre agradables) porque ando siempre apagando las luces que no se utilizan –aunque no sea en mi casa–, desconectando aparatos apagados pero enchufados, etcétera, pero el bolsillo siempre agradece. Otro ejemplo es reducir el tiempo en que tenés abierto el grifo o la ducha. A veces creemos que no pasa nada si al cepillarnos los dientes dejamos la llave de agua abierta, en vez de abrirla y cerrarla cuando vayamos a usarla, o bien llenar un vaso, pero cada segundo que se tira agua –además de perder el vital líquido que muchas personas carecen alrededor del mundo–, se tira dinero. El refrán dice que “de gota en gota se llena el vaso”; reducir consumo es pagar menos, no lo olvidés.
Reusar o reutilizar. Consiste en extender la vida útil de las cosas que ya tenemos y que probablemente ya habíamos descartado. ¿Alguna vez han dado usos creativos a los envases y cajas de cartón que desechamos?, o dar doble uso a las hojas de papel que imprimimos y desechamos en las oficinas, guardar y dar nuevamente uso al aceite de cocina, convertir llantas en macetas, entre muchas otras opciones más. El límite lo pone tu imaginación.
Reformar. Esta es mi favorita porque es obtener un producto nuevo y diferente de otro al que ya sacamos provecho. Esto va desde confeccionar vestuario hasta crear muebles del hogar con materiales de descarte. Hace pocos meses, la cama-cuna de mi hija se transformó en solamente cama, entonces en vez de desechar las barandas que se le quitaron, las reutilicé convirtiéndolas en repisas, ahorrándome así varios “pesos” que hubiese gastado si compraba nuevas. En esta “erre” aplica también reparar cosas para aprovecharlas por más tiempo: hacer cosas sin gastar o gastando lo menos posible.
Reciclar. Separar nuestros residuos puede hacer un gran cambio en el medio ambiente y a muchas personas les resulta también como una forma de obtener recursos adicionales. Hay centros de reciclaje de papel, aluminio y plástico que pagan por ellos. Si bien el pago es simbólico, con mayor volumen el monto aumenta… ¿se imaginan si toda la comunidad aporta con sus residuos debidamente separados?
Como podrán ver, si aplicamos las “5 erres” más seguido podemos dar peso a nuestros pesos, impactando positivamente en nuestra capacidad de ahorro. ¿Empezamos?
Alberto Aburto
De acuerdo en todo excepto en lo que escribo luego, muy buenos consejos y muy sensatos. Yo he seguido algunos de ellos y en algunas ocasiones he sido considerado como tacaño, pero no me importa, y sí se puede ahorrar dinero y recursos.
En lo único que no estoy de acuerdo es en reutilizar el aceite de cocina, está demostrado que esto no es bueno hacerlo porque el aceite quimicamente se ha contaminado.
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