Una preocupación común que muchos amigos y lectores me han expresado es: ¿cómo puedo saber si mi negocio es rentable? y también ¿cómo podría estimar que el negocio que deseo iniciar será rentable? No es difícil sentirnos en esta misma situación, nadie desea emprender en un negocio que no ofrezca un futuro prometedor y que no nos brinde cierto grado de ganancia.
En el mundo financiero existen muchas mediciones que nos ayudan a entender el desempeño de una empresa en el tiempo o respecto a otras similares. El punto importante en medir el desempeño no es ver cómo nos fue en el pasado sino utilizar esta información para tomar acciones y mejorar en el futuro. Sin lugar a dudas, un elemento fundamental es que si no medimos las cosas correctas, no obtendremos los resultados correctos.
Para entender esto de manera más simple, pensemos que nos encontramos en un evento donde en el momento cumbre todos los asistentes toman una fotografía. Cada una de esas fotografías nos muestra una perspectiva de lo ocurrido en el evento, sin embargo solo unos cuantos asistentes, los mejor ubicados, son los que pudieron tomar “el mejor ángulo”. Precisamente, entre más de una docena de medidas de rentabilidad que podríamos utilizar vamos a enfocarnos en tres de ellas que resultan muy prácticas, son de mucho valor y juntas nos proporcionan un panorama más completo.
Quizás una medida de rentabilidad con la que estamos bastante familiarizados, ya sea porque lo hemos estudiado o porque lo hemos aprendido haciendo negocios, es el margen de ganancia neto, el cual nos muestra cuánto ganamos sobre cada córdoba que vendemos (una vez cubiertos todos nuestros costos, gastos e impuestos), esto es “lo que nos queda al final”. Por ejemplo si realizamos una venta de 1,000 córdobas y tenemos un margen de ganancia neto de 10 por ciento, entonces podemos saber que ganamos 100 córdobas. Este indicador es de mucha utilidad y de uso frecuente, sin embargo, si gestionamos nuestro negocio enfocados solo en cuanto ganamos sobre lo que vendemos podríamos no estar viendo todo lo que debemos ver.
Para comprender la segunda medida de rentabilidad debemos introducir en nuestro análisis el nivel de inversión que tenemos en nuestro negocio en la forma de activos, es decir todo el inventario, la cartera de clientes, los camiones o bodegas que utilizamos para lograr la venta. A esto le llamamos retorno sobre activos, ROA (por sus siglas en inglés).
Consideremos el caso en que dos negocios venden y ganan exactamente lo mismo, pero en uno de ellos debo invertir el doble en activos, ¿cuál es más rentable?, exactamente el que requiere menor inversión y por tanto el que brinda mayor ROA.
Tercera, pero no menos importante, es la medición del retorno sobre el capital propio: ROE (siglas en inglés). Esta nos muestra cuánto es lo que ganamos sobre aquella parte de la inversión que es hecha con nuestro dinero y no con financiamiento. Ahora tomemos a dos empresas de misma inversión, ventas y ganancias, ¿qué sucede si en una de ellas solo debo poner la mitad de la inversión con mi dinero? Definitivamente obtendríamos mayor rentabilidad sobre el dinero que es propio. Sin embargo para obtener rendimientos atractivos sobre nuestro dinero se requiere un sano balance y la adecuada gestión de los niveles de deuda (llamado apalancamiento) para incrementar el ROE, pero sin llegar a poner en riesgo el negocio.
Los tres indicadores juntos se vuelven una herramienta importante para determinar la rentabilidad de la empresa y nos ayudan a entender la fuente de donde esta proviene desde diferentes ángulos: ¿serán las ventas, la inversión o el apalancamiento? Al final no existe una medida que nos diga todo, pero quizás el ROA es el que se aproxima a brindarnos una “foto” un poco más clara de que tan bien le está yendo a una empresa ya que nos indica el nivel de retorno sobre la inversión que hay comprometida en ella. A partir de ahora, no olvides esto en tus decisiones de negocios.
*Profesional de las finanzas, consultor y profesor a nivel de maestrías.
[email protected]
Twitter: @zona_financiera