Recientemente recibí unas consultas por medio del correo electrónico respecto a la toma de decisiones financieras que me parecieron muy útiles para compartirlas. La primera se relacionaba con el dueño de una tienda virtual, a través de redes sociales, con planes de establecer su primera tienda física y a esta persona le preocupaba los impactos que podría tener esta decisión en la rentabilidad del negocio actual en el que le estaba resultando bastante bien. La segunda se refería a una persona con un negocio de comida pensando en ampliarse con un local nuevo en otro punto de la ciudad, y de igual forma le interesaba saber cómo podría medir si esta idea hacía sentido desde el punto de vista financiero.
Lo interesante es que ambas consultas se enfrentan a la misma pregunta financiera: ¿cómo puedo medir adecuadamente si la decisión que estoy tomando va a aportar a mi negocio o me va a perjudicar?, lo que en pocas palabras es: ¿esta inversión va a agregar valor a mi negocio? Es muy común que muchas decisiones las realicemos por instinto y no nos tomemos el tiempo adecuado para plantear no solo el plan de negocios sino realizar las estimaciones financieras respectivas que nos permitirían una evaluación adecuada.
Partiendo del supuesto que si realizamos algunos cálculos y yendo un poco más allá de considerar el uso de las técnicas de evaluación de inversiones cuando queremos llevar a cabo nuestro análisis financiero, debemos tener presente que no todos los datos financieros son relevantes para nuestra decisión y por tanto debemos evitar subsidios o castigos en nuestros análisis ya que podrían hacer que tomemos una decisión equivocada.
En las finanzas existe la definición de lo que llamamos flujos marginales, es decir todo aquello que cambia cuando tomamos la decisión de realizar o no nuestra inversión.
Para comprender un poco mejor este tema podemos considerar a manera de ejemplo cuando estamos evaluando un cambio de trabajo, supongamos que el día de hoy tenemos un salario de 10,000 córdobas y en el nuevo trabajo nos ofrecen 15,000 córdobas pero debemos trasladarnos a vivir en otra ciudad por lo cual tendríamos un costo adicional de 7,000 córdobas.
Detengámonos a pensar si en realidad este cambio vale la pena o no. Aunque con los 15,000 córdobas podemos cubrir los gastos del cambio de ciudad, la respuesta sería que no es viable para nosotros dado que solo estamos aumentando los ingresos en 5,000 córdobas (15,000 nuevo salario – 10,000 actuales) mientras los gastos se nos aumentan 7,000 córdobas por lo cual más bien estaríamos perdiendo dinero. Aquí podemos ver que para nuestra decisión solo debemos tomar en cuenta los flujos marginales tanto en ingresos como en gastos.
Volviendo a las consultas sobre los negocios, debemos considerar que pasar de una tienda virtual a una tienda física representa un cambio importante de costos: local, estanterías, más inventario, gastos de servicios básicos, etc. El punto importante es ¿cuál es el ingreso incremental que va a pagarnos esos gastos adicionales?
En resumen, no debemos fijarnos en las ventas que ya tenemos, sino que al abrir una tienda física deberíamos esperar un aumento de las ventas, de lo contrario estaríamos dejando de percibir parte de las ganancias que ya tenemos. Lo mismo aplica para la ampliación a otro local de comida, debemos cuestionarnos si las ventas del nuevo local van a cubrir el incremento de costos por la apertura. Si esto no ocurre lo que tendríamos sería un subsidio del segundo local con las ganancias del primero. Quizás esto sea normal durante algún tiempo al inicio de operaciones pero no se debería mantener en el tiempo.
Así que ya sabemos que nuestros análisis deben ser realizados con los flujos marginales, de lo contrario podríamos estar tomando la decisión equivocada. No olvides esto en tu próxima decisión de negocios.
*Profesional de las finanzas, consultor y profesor a nivel de maestrías.
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