A lo largo de tu vida has escuchado sobre la importancia del ahorro, los tipos de ahorro que existen, recomendaciones para lograrlo, productos financieros relacionados y más. Pero –en caso que hayás seguido estos consejos– es momento de preguntarte: ¿vos ahorrás o acumulás?
El simple hecho de guardar dinero o cualquier otro recurso (tales como provisiones para el hogar) no necesariamente significa que estás ahorrando. ¿Cómo es esto? Así como leés, todo depende de la razón para lo cual lo hacés.
Se considera ahorro cuando esa reserva se hace con un propósito claro, ya definido, como parte de un plan. Por ejemplo, si te has propuesto tener “X” cantidad para cubrir emergencias; o bien ahorrar para la prima de un vehículo o una casa; o para un gasto que sabés llegará en el futuro. En cualquiera de esos casos tu motivación y guía es ese objetivo, tenés un plazo definido y un plan para llegar a él (lo que tendrás que hacer para lograrlo, tales como reducir algún gasto, trabajo adicional, etc).
En cambio, sería acumulación en caso de no haber un propósito o meta para ese dinero que estás reservando, y el origen de la acumulación tiene relación con aspectos emocionales y psicológicos, inseguridades y temores, los que cada vez te presionan más y podrían empujarte a prácticas negativas para tu calidad de vida, tales como desmejorar tu alimentación o gastos personales, todo con tal de tener cada vez más dinero disponible para enviar a la reserva.
La acumulación puede desembocar en una obsesión que afecte otros aspectos de tu vida. ¿Acaso es malo tener muchos “ahorros”? Contar con más dinero en sí no es lo malo, lo negativo podría ser todo lo que estés haciendo –o dejando de hacer– para acumular cada vez más.
En caso de que estés acumulando en vez de ahorrar, es importante identificar cuáles son las causas: muchas veces podemos arrastrar a nuestra vida adulta traumas o carencias relacionadas con el dinero, según lo que hayamos vivido durante la infancia y adolescencia, lo que debe ser atendido por especialistas que correspondan.
Otras razones podrían ser relacionadas a algo que estés enfrentando en el presente: pareja o hijos que favorecen el despilfarro o sobreendeudamiento; la inestabilidad de la fuente de ingresos, o una situación de salud. Una vez tengás claras las causas, debés analizar alternativas para balancear la necesidad de ahorro para enfrentar la amenaza que estés considerando, sin que represente una amenaza para tu tranquilidad y calidad de vida.
Recordá que cuando querrás empezar a ahorrar, debés ponerte un propósito, definir un plazo para llegar a él y qué acciones realizarás. Aquí te detallo cómo crear metas realizables.