¿El dinero y vos no han sido los mejores amigos?, ¿Alguna vez te has preguntado por qué cada vez que andás tu salario en el bolsillo no lográs resistirte a comprar algo que no habías planeado?, o ¿por qué con frecuencia vas adquiriendo pequeños créditos que sumados terminan consumiéndote las quicenas? Las respuestas a esas preguntas apuntan hacia una misma dirección: la forma en la que ves y administrás lo que tenés –sin importar si es mucho o poco–.
Pero esto no ocurre por casualidad, esa relación que estás llevando con el dinero será mejor o peor en la medida que tengás la herramienta más poderosa que podás obtener en tu vida (económicamente hablando): educación financiera, que no es más que dominar cómo funciona el dinero y así lo administrés mejor.
¿Te parece aburrido?, ¿será que sigás pensando así si te digo que es el único medio para tomar mejores decisiones sobre el dinero en tu día a día?
La forma en que hoy usés el dinero tiene mucho que ver con tus experiencias pasadas, lo vivido durante la niñez, lo que te enseñaron (bien o mal) tus padres, y tu entorno: la gente de la que te has rodeado y te rodeás. Todo ello incide en la forma en que ganás, gastás y preservás tus recursos.
Pero la administración de tu dinero no depende de un empleador, ni del gobierno o de los bancos, solamente depende de vos. Y quien sufrirá –o disfrutará– las consecuencias de cómo lo manejés, también serás vos.
La economía cambia constantemente, las opciones en el mercado de productos financieros crecen y todas van a luchar para tenerte como cliente, intentarán convencerte. Y si no estás bien informada o informado, podrías poner un pie en falso y entrar al común círculo vicioso del sobreendeudamiento o vivir “sólo con lo del día”, o como popularmente se dice: “coyol quebrado, coyol comido”.
A eso sumale una característica muy propia de nuestro país: la moneda pierde valor cada día, sin detenerse. Eso nos presiona aún más para usar de forma eficiente cada “peso”, como llamamos cotidianamente al córdoba. Entonces, ¿qué podemos hacer? Aprender a usar el dinero, es decir adquirir educación financiera.
Las decisiones más acertadas sobre el dinero la toman las personas con mayores conocimientos en este campo; en vez de ir aprendiendo de la “prueba y error” dan pasos firmes en el trabajo diario de orientar los recursos con los que disponen hacia sus objetivos de vida (a través del ahorro, por ejemplo, lograr metas como tener casa propia). Pareciera complejo, pero no lo es. Para nada. Y lo mejor: está al alcance de todos.
¿Cómo mejoro mi educación financiera? Lamentablemente no es algo que se nos enseñe en las escuelas, pero eso no debe ser limitante. Además de comunicarnos, la otra gran ventaja que nos da la tecnología es tener acceso a un sinfín de plataformas educativas como esta, Dele Peso a sus Pesos, o como 123 Cuenta de Bac Credomatic, y hasta en páginas de entes reguladores como la Superintendencia de Bancos. Adicionalmente, podés participar en charlas y capacitaciones sobre estos temas (muchas de éstas son gratuitas).
No hay excusas y nunca es demasiado temprano, ni demasiado tarde, para mejorar tus hábitos —y tu economía— a través de la educación financiera. El que estés aquí es un buen comienzo.
Lenin miranda
Es de vital importacia que la poblacion nicaraguense tenga conocimiento sobre sus finanzas, lo cual permitira un mejor desarroyo en nuestro pais, gracias por su aporte a nuestra sociedad.