Deudas buenas y deudas malas: ¡aprendé a diferenciarlas!

Por Yocasta Orozco

Conocemos a alguien que lo ha hecho, o nosotros mismos hemos asumido una deuda durante algún momento de nuestra vida. Sin embargo, no siempre sabemos cuándo es un endeudamiento sano y beneficioso, y cuándo no.

Antes de asumir una deuda debemos pensar en los beneficios que esta nos puede atraer a nuestras finanzas personales, pero no solo eso: por muy beneficioso que sea ese nuevo compromiso, si eleva en exceso nuestro endeudamiento, será perjudicial. Recordá que lo ideal es que tu nivel de endeudamiento oscile entre el 30% y 35% de tus ingresos (aunque sabemos que en la mayoría de casos es mucho mayor).

¿Qué es una deuda buenas y cuál no? A continuación te detallamos cómo se clasifican las deudas y lo que debés cuestionarte antes de asumir el compromiso.

Qué es una deuda buena

Es aquella que de alguna manera te ayudará a generar ingresos o aumenta tu patrimonio (tus bienes de valor). Si el préstamo es para adquirir bienes o realizar inversiones que te generará ingresos, es una deuda buena, siempre y cuando sean cosas que no podrías pagar de contado.

Por ejemplo: pagarte una maestría o aprender algún nuevo idioma son cosas que te ayudarán a tener mejores ingresos en el futuro, sin embargo, son cosas que podrías realizar con tus ingresos regulares y ahorro, por lo tanto, asumir deudas para ello no podría considerarse algo bueno.

Una ejemplo de deuda buena sería un crédito para adquirir tu vivienda, en lugar de pasarte toda la vida gastando en alquiler (que no te dejará ningún retorno). Si bien esta deuda –generalmente de muy largo plazo– acarrea intereses y comisiones, el bien irá aumentado su valor y el pago de esos intereses es algo que podés manejar a tu favor con abonos extraordinarios, de manera que salgás de la deuda mucho antes y te ahorrés grandes sumas, como hizo la directora de Dele Peso a sus Pesos y cuya experiencia podrás leer aquí.

Otra deuda buena es toda aquella que utilicés para invertir, es decir, que te generará un retorno cuantificable y que supere el costo de esa deuda (intereses, comisiones, seguros, gastos legales, entre otros).

Qué es una deuda mala

Es cuando usamos dinero de otros para adquirir un bien que pierde valor o es efímero (de poca duración), un bien que no necesitamos, algo que podemos comprar de contado, o cuando las condiciones del crédito son desfavorables. En resumen: es mala porque no nos trae beneficios, sino lo contrario.

Un bien que pierde su valor, pero que vale la pena analizar a conciencia es la compra de un vehículo, porque desde el momento que lo sacamos del concesionario pierde valor y su depreciación es rápida al margen del uso que le des. Sin embargo, si sos una persona que para su trabajo obligatoriamente requiere vehículo y actualmente gasta mucho en taxi, o su hogar está en un lugar poco accesible y eso te conlleva altos gastos en transporte y mucho tiempo cada día, podrías analizar asumir una deuda para su pago parcial, es decir, parte con dinero propio y parte con financiamiento, para que el pago de intereses sea menor.

Una deuda indudablemente mala sería hacer un préstamo para irte de paseo, comprar mucha ropa, o para pagar el viaje soñado. ¿Creés que vale la pena asumir una deuda para algo que solo durará una semana, pero que tendrás que pagar por dos años y por el cual pagarás mucho más?

Y respecto a adquirir con crédito cosas que podríamos comprar al contado, las facilidades que brindan las casas comerciales y tiendas por departamento, podrían tentarnos, pero siempre analizá si es una deuda buena o no, pero además de eso, valorá bien la relación plazo versus cuota, pues para reducir el pago mensual se alarga el tiempo del crédito, y a mayor plazo, más intereses. Te recomendamos leer este artículo para tener mayor claridad al respecto.

Lo que debés cuestionarte antes de asumir una deuda

  • ¿Es algo que necesito en este momento o puedo esperar?
  • ¿Podría ahorrar para pagarlo?
  • ¿Cuál es la tasa de interés y cuál es la TCEA?
  • ¿Existe otra entidad financiera que ofrezca una mejores condiciones?
  • ¿Cuánto voy a pagar en total?, ¿estoy dispuesto/a a pagar eso?
  • ¿Ese crédito me generará dinero?
  • ¿Realmente tengo capacidad de pagarlo?
  • ¿Cómo honraría esa deuda si me quedo sin ingresos o se reducen?

Cuidado con la trampa del «bienestar» presente

Cada deuda que asumís hoy, si bien puede proporcionarte un bienestar presente (como comer algo rico en tu restaurante favorito o ese TV gigante que tanto querías), en el fondo estás disminuyendo tu bienestar futuro al comprometer la salida de dinero cada mes para pagar algo que muy probablemente no era esencial.

«Incluso no podrías hasta tener ingresos suficientes para pagar esa deuda y con ello se viene todo lo relacionado con deterioro de tu calidad de sujeto a crédito», indica la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (FUNIDES).

Debemos recordar que durante los últimos dos años el crédito ha estado limitado por el riesgo de que «las personas pueden quedar sin empleo en cualquier momento, que las empresas no están vendiendo mucho en comparación a antes del 2018 y esto lo lleva a ofrecer menos créditos», pero también nos debe hacer reflexionar mejor sobre las deudas que asumimos, añadió la Fundación.

Esperamos que esta guía te ayude a elegir mejor tus compromisos financieros y así le des peso a tus pesos.

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