En un país que tiene tarifas energéticas de las más caras en la región, es necesario hacer el máximo esfuerzo por ahorrar energía. El pago de “la luz”, como popularmente se dice, es de los gastos fijos más importantes en nuestro presupuesto, por lo que debemos hacer todo lo que esté a nuestro alcance para reducir el consumo. Hoy les comparto cómo.
En términos generales se puede afirmar que el consumo depende principalmente de las prácticas individuales, pero también hay características del entorno que influyen en que gastemos más energía de la que deberíamos.
Iluminación. A veces creemos que ahorrar significa comprar el aparato más barato, sin tomar en cuenta que muchas veces eso “barato” sale caro por su consumo de energía. Me refiero específicamente a las luces que utilizamos en casa o en nuestro espacio para trabajar.
Si bien las lámparas y bujías fluorescentes e incandescentes son mucho más baratas que las del tipo LED, su duración es una fracción de estas últimas y –sobre todo– requieren de más energía, lo que dispara nuestro consumo.
Jorge Madriz, director de la unidad de investigación y desarrollo de Sylvania, recomienda siempre buscar productos con mayor eficacia, lo que generalmente se refleja en los empaques o etiquetas. En caso que no esté presente el dato, es sencillo determinarlo: se deben identificar los lúmenes por watt (a veces se encuentra con las siglas LM) y se divide entre los watts que demanda el dispositivo.
En este sentido la tecnología LED es la más eficiente, al obtener más luz con menos watts, además que es de larga duración. Según Madriz los bombillos incandescentes de 100 watts duran un máximo de mil horas, mientras que un producto LED con iguales características tiene una vida de 42 mil horas.
Las luces incandescentes además producen más calor, lo que conlleva a utilizar otros aparatos para enfriar el ambiente. Se convierte en un círculo vicioso de consumo.
El tamaño del aparato. Cuando compramos electrodomésticos nos fijamos en el diseño, color y tamaño (mientras más grande, mejor), pero díganme con sinceridad: ¿cuántas veces han revisado y comparado la etiqueta energética para decidir si lo compra o no? Prestar atención a tan importante dato nos permitirá comprar el aparato que realmente nos va a funcionar y se va a adaptar a nuestro presupuesto, en vez de presionarlo por su alto consumo energético.
Si tu interés es gastar el mínimo de energía para beneficiarte del subsidio a los consumidores de menos de 150 kw-hora al mes, debés conocer el nivel de consumo de todos tus aparatos eléctricos (o al menos los de mayor uso) y calcular su consumo mensual.
¿Cómo? Carlos Ernesto Ortega, especialista en el sector eléctrico, explica mediante su cuenta en Twitter Tips Energéticos (@ceortegas1) que se debe tomar el consumo del aparato, multiplicarlo por cuántas horas se usa al mes y ese resultado se divide entre mil. Así conocerás cuánto aporta mensualmente a tu recibo.
La plancha, por ejemplo, consume 1,000 watts. Si se usa 30 horas al mes el cálculo sería: (1000w x 30h) ÷ 1000 = 30 kilovatios-hora al mes.
Ahora hagamos el ejemplo con la refrigeradora: si esta consume 160 watts y se usa todo el tiempo, serían: (160w x 720 h) ÷ 1000 = 115.2 kilovatios-hora al mes.
Si hacen estos sencillos cálculos podrán medir su consumo y darle peso a sus pesos. Incluso háganlos antes de comprar los electrodomésticos, pues sólo así se darán cuenta de si calza o no a su bolsillo y se darán cuenta que es un mito que los aparatos más pequeños consumen menos.
Desconectar. Es probable que ya lo sepas, pero no lo hacés, ¿por qué no desconectás los aparatos que no estás usando? El televisor, el abanico, ¡el microondas! A esto se le conoce popularmente como “cargas vampiro”: si dejás conectado cualquier aparato, consume energía aunque esté apagado. Si te gusta dejar conectado el cargador del celular para “más comodidad y rapidez” cuando vayas a usarlo, debés pensarlo mejor.
El color de las paredes. Últimamente se ha puesto de moda usar colores oscuros para decorar interiores (a mí en lo personal me encanta), pero Jorge Madriz, de Sylvania, explica que tanto el color de las paredes, como el hecho que su piso sea oscuro o use alfombras con ese tipo tonalidades, requerirá mayor gasto en electricidad para iluminar.
El color óptimo para maximizar la iluminación es el blanco, seguido de todos los colores claros.
Iluminación y ventilación natural. Mientras más ventanas haya, más aire circulará (reduciendo el uso de aparatos de enfriamiento como aires acondicionados y abanicos) y más luz solar aprovecharás, gastando menos energía.
Como podrás ver, son muchas las alternativas para reducir el consumo de energía eléctrica y ahorrar dinero. ¿Cuándo vas a empezar?
Uriel
Completamente de acuerdo en uso de las LED su precio es mas caro ,pero tu ahorro se refleja en recibo de las luz saludos